Es como
sentir que te cae agua en la cara, agua helada, agua que te hace despertar.
Mis horas
de pensar y pensar no llegan a muchas conclusiones, entiendo poco, poco de lo
mucho, mucho de lo que no sirve. El comportamiento de quienes dicen algo y
hacen no tan solo algo diferente sino todo lo contrario. ¿De qué te sirve estar
ahí?.
La
culpabilidad, la rabia, la ira, la pena, el llanto, el odio.
Nunca he
odiado a alguien en serio, no sé cómo odiar y no es por ser “demasiado buena”
como dicen que soy, es porque esa es una de las cosas que no entiendo, invertir
tiempo en llenarte de mierda para sentir algo por alguien que lo que te inspira
es odio, “ODIO”, que lata, que fome, que aburrido, que patético.
Ya asumí
que no voy a ser jamás como esas minas que dicen que no están “ni ahí” y que
les da “lo mismo” y de verdad sus mentes, sus almas, sus manos y sus ojos lo
creen, asumí también como soy y que no importa, que ningún weón va dejar que el
fósforo que todos llevamos adentro en mi caso no se prenda jamás, nadie va
a ser capaz de tenerme acostada mirando
al cielo de cemento mil horas, cuestionándome todo y pensando “qué hice mal?”,
nadie me va a enseñar a ser más relajá, ni más feliz, ni menos responsable, ni
más libre. NUNCA nadie se va a quedar en mi mente tanto tiempo, ni va lograr
ese efecto en mi, tan único, desconocido
y hermoso.
Lloré por
mi papá, lloré por no entender nada, lloré por irme, lloré por dejar todo lo
que conocía, lloré por llegar a un nuevo lugar con gente rara, lloré por mi,
por mi vida, por mis elecciones, lloré por omisión de verdad, lloré en sueños y
lloré en la cama hasta cuando quedaba reducida a un bulto, lloré apretando
contra mi cara una almohada para que no se escuchara, lloré por el Nico y por
ninguno más, lloré por quererlo como prometimos querernos a pesar de todo,
lloré por promesas y lloré por planes olvidados, lloré por la distancia y lloré
de rabia, de asco, de pena. Ahora lloro pero sin dolor, sin un hoyo en el
pecho, ahora lloro y sigue saliendo agua salada pero soy más feliz, más libre y
más relajá y hubo ayuda anexa pero el trabajo duro lo hice yo, lloro porque a
pesar de todo cuando cierro los ojos sigo imaginando los mejores momentos de mi
vida contigo, porque sigues ahí y eso también entendí que nunca, aunque me
entere de lo que entere, aunque te comportes de la manera que sea y aunque no
te vea y aunque ya no seamos parte de la vida del otro, siempre seguirás ahí y
por eso a veces te odio pero ese odio nunca es en serio, nunca.
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