miércoles, 29 de agosto de 2012

2010

Me acordaba de las mil cartas que te escribí y que nunca te pase, quizás las escribí sabiendo que nunca te las iba a dar. 

Pensaba todos los días  y todas las noches, analizaba, analizaba la situación, me analizaba a mi misma y te analizaba a ti, de ahí nunca saqué mucho, te odie tanto pero nunca fue  un odio en serio, traté de mantener mi mente en blanco y desearte lo mejor, que fueras feliz con la vida que habías elegido - o que habías tenido que elegir - te lo merecías, te lo mereces.

Aunque no quiera saber de tu felicidad y me de vueltas en la cabeza lo egoísta que soy, aunque sea todo tan raro, aunque imaginarte con ella sea tan raro, aunque me den ganas - a veces -  de nunca haberte conocido porque la vida así hubiese sido más fácil pero también más aburrida.

La nostalgia, la pena, la decepción, la rabia, la angustia son parte de eso que sentí alguna vez por ti, había amor también, ese amor simple, sin prejuicios, sin muchos adornos, ni demasiados días de duración, con intensidad, supongo que es eso lo que más extraño, el amor, ese amor tan único y especial, ese amor que ya no está pero que aparece de vez en cuando para recordarme lo feliz que fui esos días, para llevarse cualquier sentimiento parecido al rencor o al odio, la vida fue buena y nos dio tardes eternas de alegrías, a veces basta un poco de eso para empezar a vivir, vivir de verdad.

...


jueves, 16 de agosto de 2012


Y quien soy yo
para darte lo que necesitas?
Estoy aprendiendo, solo aprendiendo
aprendiendo como vivir.

lunes, 6 de agosto de 2012

Tiempo


Horas, días, meses, casi dos años perdidos.

Conversar, conversar, conversar, hablar, explicarte, entenderte, tratar de entenderte.

Aguantar el sueño y la repetición del mismo nombre una y otra vez, lo repetitivo, lo mismo siempre, las mismas razones, las mismas consecuencias, las mismas explicaciones y casi disculpas, qué pena me das ahora!. Por ahora no cuentes conmigo y digo “por ahora” porque me conozco lo suficientemente bien como para saber que ahí voy a estar otra vez o quizás no, quizás ahora si me fui por un buen rato. Cuando ese nombre se hace real no necesitas a nadie, ni a nada.

Contigo siempre todo fue más difícil de entender, de procesar, mi paciencia se multiplicó y mi tolerancia se hizo única. Ya no quiero hablar, ni preguntar, ni estar horas desperdiciando mis días tratando de explicarte cosas que nunca vas a entender porque nunca has querido entenderlas, ni gastar mi tiempo en comprender lo que quieres de tu vida, y aunque suene cuática ya no me interesa gastar mi tiempo en ser parte de tu vida, una parte que no necesitas.

sábado, 4 de agosto de 2012

Últimamente


       Es como sentir que te cae agua en la cara, agua helada, agua que te hace despertar.

Mis horas de pensar y pensar no llegan a muchas conclusiones, entiendo poco, poco de lo mucho, mucho de lo que no sirve. El comportamiento de quienes dicen algo y hacen no tan solo algo diferente sino todo lo contrario. ¿De qué te sirve estar ahí?.

La culpabilidad, la rabia, la ira, la pena, el llanto, el odio.

Nunca he odiado a alguien en serio, no sé cómo odiar y no es por ser “demasiado buena” como dicen que soy, es porque esa es una de las cosas que no entiendo, invertir tiempo en llenarte de mierda para sentir algo por alguien que lo que te inspira es odio, “ODIO”, que lata, que fome, que aburrido, que patético.
Ya asumí que no voy a ser jamás como esas minas que dicen que no están “ni ahí” y que les da “lo mismo” y de verdad sus mentes, sus almas, sus manos y sus ojos lo creen, asumí también como soy y que no importa, que ningún weón va dejar que el fósforo que todos llevamos adentro en mi caso no se prenda jamás, nadie va a  ser capaz de tenerme acostada mirando al cielo de cemento mil horas, cuestionándome todo y pensando “qué hice mal?”, nadie me va a enseñar a ser más relajá, ni más feliz, ni menos responsable, ni más libre. NUNCA nadie se va a quedar en mi mente tanto tiempo, ni va lograr ese efecto en mi,  tan único, desconocido y hermoso.


Lloré por mi papá, lloré por no entender nada, lloré por irme, lloré por dejar todo lo que conocía, lloré por llegar a un nuevo lugar con gente rara, lloré por mi, por mi vida, por mis elecciones, lloré por omisión de verdad, lloré en sueños y lloré en la cama hasta cuando quedaba reducida a un bulto, lloré apretando contra mi cara una almohada para que no se escuchara, lloré por el Nico y por ninguno más, lloré por quererlo como prometimos querernos a pesar de todo, lloré por promesas y lloré por planes olvidados, lloré por la distancia y lloré de rabia, de asco, de pena. Ahora lloro pero sin dolor, sin un hoyo en el pecho, ahora lloro y sigue saliendo agua salada pero soy más feliz, más libre y más relajá y hubo ayuda anexa pero el trabajo duro lo hice yo, lloro porque a pesar de todo cuando cierro los ojos sigo imaginando los mejores momentos de mi vida contigo, porque sigues ahí y eso también entendí que nunca, aunque me entere de lo que entere, aunque te comportes de la manera que sea y aunque no te vea y aunque ya no seamos parte de la vida del otro, siempre seguirás ahí y por eso a veces te odio pero ese odio nunca es en serio, nunca.