lunes, 20 de diciembre de 2010

El horizonte, el horizonte.

Y el horizonte parece más lejano, tal vez, el mar más profundo y la vida más vacía, el universo más inmenso y el miedo más real.
Supongo que tengo tantas ganas de llenarme de alguien, de sentir parte del sol sobre mis ojos, el agua salada en los labios y la vida pasa lenta, hasta la constelación más increíble parece vacía por hoy, para mi, la fragilidad, mi fragilidad me tiene los ojos cansados.
Siento soledad y sí, lo siento a él cerca aún, es literal, la cercanía física ahí está, lo siento cerca, en el alma, tan dentro que pase lo que pase ahí se quedará, como si fuera tan simple, para mi nunca lo ha sido y ahora menos que nunca, ya no hay sopresas y el dolor disminuye y hasta es inexistente, por segundos ya no está y no sé, no me voy a olvidar.
Supongo que la nostalgia me mantendrá viva y con esperanzas detrás de la mirada, Supongo que ese amor (que siempre sentiré) va a sanar y calmar,
Supongo que los ojos llenos de agua estarán conmigo siempre,
Supongo que me gustará lo cerca que estaré del horizonte,
Supongo que será un alivio no tocar, por al menos una vez, lo hondo del mar.
La vida se llena, el universo me espera y el miedo se calla.

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